Lontananza
Francisco Urrea Pérez
Atravesar el grito
para encontrar el
lecho de sus silencios.
Acuñar en su madero
las voces que
huyeron de su morada.
Las horas convulsas de lontananza
se
apiñan en una sed que muerde el alma.
Mariposa nocturna
Francisco Urrea Pérez
No revolotea la mariposa nocturna en mi ventana;
se aposta en la sábana que ondea tu presencia,
donde tu mirada
vuelve, y entonces pernoctas en mi estancia.
La mariposa que me acompaña se diseca
con el paso de los días.
Espesura sin nombre
Francisco Urrea Pérez
Del sentir sin nombre,
llega una alegría prestada, como una fiebre de ensueño
que visita las aguas donde se espejea,
la primavera ya marchita.
Y sigue siendo un jardín
para el paseo de las horas
que orondas se adhieren al árbol del ocaso.
Paso de soles
Francisco Urrea Pérez
Y se llega la miseria humana
tras la
riada de decadencias en la humanidad del otrora roble.
El tiempo asesino, con pausa, desdobla
al bambú que con su gracia lo desafía.
Y el sol, justiciero de los pasos y de
los caminos, sentencia en la pupila del andante, la caída de sus soles sobre la
loza alada.
Líbero
Francisco Urrea Pérez
Estoy en la niebla que cursa los días,
como un velamen líbero y sin atajos.
Con el futuro en la punta de mis sandalias
y la alegría deshojada desde el balcón de
mis andanzas.
Sentimiento
Francisco Urrea Pérez
Trasegar por los recovecos del alma
en instantes de desolación o de ventura.
Se suelta a su misterioso sentir
y deja que fluya la emoción franca,
traducida en
silencios, palabras o lágrimas.
El ayer, sí vuelve
Francisco Urrea Pérez
Se mezclan las pasiones aprendidas,
con las nuevas vivencias
y las raíces fueron creciendo en el erial de entonces,
como el hoy de siempre,
que se viste con todos esos sabores
y aromas sobre la
memoria de la piel.
A mis duendes
Francisco Urrea Pérez
Conocedores de mi pluma y de mi vuelo,
de mis delirios y de mis caminos,
consortes de fiebres escondidas y de miradas
gélidas.
Ahí vamos con el alma ardiendo
sobre la hondura de cavilaciones
y las voces que se dejan leer en mi máscara.
Este vago silencio
Francisco Urrea Pérez
Como una pausa entre el grito y susurro.
Como un cántico que se volvió escudo y morada.
Este vago silencio se quiso hacer a mi barca,
con remos de alegría,
para surcar las aguas del alma.
Al hilo de la ausencia
Francisco Urrea Pérez
Se viene el fin del camino
y la ausencia es un sinfín de vastedades.
Si la voz se echara al viento se devolvería
como un
eco al tropezar con la mirada larga.
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